Todas sabemos que cuando nos quedamos embarazadas estamos desarrollando una vida dentro de nuestro útero y que lo más importante es cuidarse y alimentarse de forma adecuada para apoyar la correcta evolución del feto. Hoy os vamos a hablar de ello y agradecemos a nuestro amigos de buhkids que hayan compartido estos humildes consejos en su Blog 😉
Estar embarazada es uno de los momentos más bonitos y privilegiados de una mujer. Durante ese periodo, la mayoría de las mujeres se preocupan de los kilos que van a coger y cómo éstos afectarán a su imagen y autoestima. Amigas, la solución está en comer con consciencia y mantenernos activas.
Muchas veces pensamos que por estar embarazas tenemos que comer por dos… ¡ERROR! Debemos de comer la misma cantidad de comida que antes de estar embarazada y, además, debemos tener más cuidado con lo que comemos para abastecer a nuestro cuerpo y al feto de todos los nutrientes adecuados. Cuando comemos con conciencia, nuestro cuerpo se provee de lo necesario, incluyendo la fibra, con lo que existen menos posibilidades de complicaciones en el embarazo (como diabetes gestacional o estreñimiento).
- Hidratación: Fundamental es beber suficiente agua para mantener la correcta hidratación del cuerpo y del feto, a la vez que favorecemos que nuestro organismo elimine toxinas y deshechos que no necesita (ayuda con el estreñimiento). Hay que cortar toda bebida gaseosa, con azucares y cafeína; bebe agua e infusiones, como manzanilla o con jengibre (que ayuda a reducir las náuseas).
- Desayunos: Come fruta fresca variada de temporada, seguido de un yogurt de soja al que le puedes echar una cucharada sopera de semillas molidas de lino (para incrementar la fibra y aceites esenciales-Omega 3). En teoría, esto debería de saciarte suficientemente pero si no es el caso, toma una tostada de pan de espelta integral con aceite de oliva virgen extra o medio vaso de avena molida con leche de quinoa o de almendras.
- Snacks: Si tienes hambre a media mañana o por la tarde, ten a mano tortitas de arroz integral o de maíz que puedes comer con humus. Si no, un puñadito de frutos secos naturales y sin sal, o palitos de zanahoria o apio con salsa de tomate fresca o guacamole.
- Almuerzos: Toma arroz integral, pasta de espelta o de arroz integral o patatas al horno con verduras salteadas de la forma que te gusten (salsa de soja, con tomate, con ajo salteado,…) y puedes añadirles alguna legumbre como alubias pintas, garbanzos o soja. También puedes tomar una sopa de verduras (de calabaza, calabacín y puerro o de zanahoria) con una ensalada de hojas verdes oscuras (como la rúcula).
- Cenas: Come pollo ecológico y pescado blanco (menos dos veces en semana, que será pescado azul no procedente de piscifactoría) con verduras al horno, salteadas o con ensalada variada.
No hay que medir la cantidad de cada ración que tienes que comer; basta que te sientas satisfecha sin sentirte totalmente llena. Es fundamental el evitar el azúcar refinado y la bollería industrial, así como fritos y comida rápida, porque sólo aportan calorías vacías y muchísimas toxinas que saturan nuestro organismo.
Además, mantén una actividad física moderada. Si estabas acostumbrada a hacer ejercicio, no hay razón para que dejes de hacer lo que ya hacías; solo tienes que controlar que tu pulso no pase de 140 pulsaciones y moderar las actividades aeróbicas a medida que te sientas más pesada (pregunta a tu médico qué ejercicios son los más beneficiosos y seguros para tu caso personal). Si no has hecho ejercicio nunca, éste no es el momento en tu vida para pensar en correr una maratón pero sí que no hay ningún problema en que empieces a andar todos los días 1 hora de forma moderada.
Seguir indicaciones como éstas pueden suponer un cambio de hábito alimenticio para la mejora de tu salud, mientras te mantienes ligera y nutrida; cogerás solo los kilos necesarios y te sentirás mejor mentalmente y emocionalmente.
Nota: los consejos mencionados son para toda mujer embarazada que no sufra ningún tipo de complicación durante la gestación. Ante cualquier duda, consúltalo con tu ginecólogo.