Por José Cantó (Maestro de Reiki Usui)
Cuando estás pasando por un periodo de transición, un proceso de cambios y de crecimiento personal, en momentos de dudas existenciales o cuando te das cuenta que tu vida es incompleta… son señales que despiertan la necesidad de buscar una manera de reencontrarse o reinventarse. Ése es justo el momento para aprender Reiki, ni antes ni después.
En realidad, el proceso de iniciación en la Terapia Reiki comienza cuando decides responsabilizarte de todo lo que te pasa y mirar hacia las personas que te rodean. Y es que, a través de la práctica disciplinada de Reiki, conseguirás alinearte, ser una persona equilibradamente armoniosa y, además, desarrollarás una fe sólida en ti mismo que te permitirá avanzar y sortear mejor los obstáculos que puedan presentarse en tu vida.
Los niveles de REIKI
Reiki se suele dividir en tres niveles más la maestría y los imparte un maestro, siempre desde la humildad, comprometido en apoyar el espíritu Reiki como entrega y servicio a la humanidad, realizando una serie de sintonizaciones en las que el maestro armoniza la energía del alumno con la energía Universal. Estas sintonizaciones se producen en los distintos niveles, dando lugar a un cambio en la frecuencia vibracional del alumno, con el consiguiente reajuste de su campo energético a esas nuevas vibraciones que se ven aumentadas.
Pero realmente el sendero en Reiki comienza después de la primera iniciación, es decir, en el día a día. Pues es necesario practicar bien lo aprendido y dejar pasar un tiempo entre nivel y nivel para procesar y madurar todos los cambios emocionales y físicos que se producen. Entonces es cuando empiezas a notar y comprender que algo muy sutil está cambiado dentro de ti. Las tres o cuatro primeras semanas estarás en lo que se llama el proceso de purificación o desintoxicación.
Por otro lado, lo que cambia en cada nivel es tu capacidad para canalizar la energía, que aumenta considerablemente, y la introducción de nuevas técnicas, símbolos y herramientas de crecimiento evolutivo.
Con el Nivel I se trabaja en el plano físico. Después de la iniciación, ya puedes canalizar la energía y puedes darte Reiki a ti y a los demás. Aprenderás la filosofía Reiki y las distintas posiciones de las manos en el cuerpo. Podrás aliviar síntomas y dolores físicos con sólo poner tus manos sobre cualquier parte de tu cuerpo o el de otra persona, animal o planta.
Con el Nivel II se potencia tu capacidad para dar Reiki y podrás ayudar a otros a nivel físico, emocional y mental. Se te iniciará en los tres primeros símbolos Reiki que se implantarán en tu sistema energético para que puedas utilizarlos cuando quieras. Además, se enseñan técnicas para enviar Reiki a través del tiempo y la distancia con lo que podrás sanar situaciones de tu pasado, presente y futuro y enviar Reiki a otras personas aunque no estén presentes. La intención llega allí donde se dirige.
El Nivel III es el salto energético más grande que hay. Se incrementará tu capacidad para dar Reiki de forma muy notable y empiezas a sanar a nivel espiritual. Se aprende otro símbolo maestro. En este nivel, la meta es conectarse con la conciencia superior, elevarnos y sintonizarnos con nuestra esencia interior, que es nuestro guía para el crecimiento espiritual.
Maestría es el último paso. En este nivel se te enseña a iniciar a otras personas en Reiki. La maestría es una gran responsabilidad moral y está indicado para aquellas personas que quieran dedicar su vida a transmitir las enseñanzas de este extraordinario sistema de sanación natural.
En realidad lo importante no es el nivel sino el grado de autoconocimiento, evolución personal y espiritual y el nivel de conciencia que has adquirido. Entonces, será fructífero y enriquecedor y en la mayoría de los casos se producirá un antes y un después, pues cambia tu vida por completo.